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viernes, 18 de septiembre de 2015

CORAZONES ARTIFICIALES.

CORAZONES ARTIFICIALES.

http://diezpuntos.files.wordpress.com/2008/11/nuevo-corazon-artificial.jpgLa insuficiencia cardiaca congestiva es considerada una verdadera epidemia de los tiempos modernos. Se estima que en Estados Unidos hay alrededor de 5 millones de pacientes con esta condición y alrededor de todo el mundo más de 500 mil casos nuevos se generan anualmente, con una sobreviva global a 5 años de un 50%. En los pacientes con enfermedad más avanzada, la mortalidad a un año supera el 50%. Lamentablemente, el trasplante cardiaco está lejos de poder satisfacer la demanda existente. A modo de ejemplo, en Estados Unidos actualmente se realizan unos 2500 trasplantes cada año, cifra que ha venido descendiendo en los últimos años, y que claramente es insuficiente. Además, alrededor del 20% de los pacientes enlistados fallece mientras espera un órgano y esta espera es en promedio de casi un año. Financieramente esta enfermedad tiene un alto impacto, con un gasto anual estimado entre U$ 10 a 40 mil millones. En el mundo pediátrico, estas cifras son ciertamente menores, pero el impacto social que tiene la muerte de niños en espera de un trasplante es muy importante. En Chile el número de donaciones es todavía insuficiente y pese a los esfuerzos y campañas realizados por la Corporación del Trasplante, aún muchos potenciales donantes (pacientes con muerte encefálica) no llegan a constituirse en donantes efectivos, y muchos de los que sí lo son, no logran obtener un manejo médico adecuado que permita preservar adecuadamente el corazón para ser utilizado para trasplante.
Importantes personalidades del siglo XX visualizaron como grandes proyectos de la humanidad el poder conquistar el espacio y simultáneamente poder desarrollar un órgano artificial que permitiera evitar cientos de miles de muertes cada año debidas a enfermedades del corazón. En 1961 el Presidente John Kennedy estableció la meta de poner un hombre en la luna y regresarlo sano y salvo a la tierra antes del fin de la década. Alrededor de esta misma época, su sucesor en la Casa Blanca, Lindon Johnson, el año 1964, dio inicio al “Programa de Corazón Artificial de Norteamérica” y también estableció la ambiciosa meta de cumplir esta tarea en alrededor de 10 años. La persona detrás del presidente Johnson en esta aventura era el Dr. Michael DeBakey y un ejemplar de la revista TIME del año 1965, con una caricatura del afamado médico en la portada, dedicó un reportaje al proyecto del corazón artificial. Hay que recordar que estos acontecimientos fueron previos al primer trasplante cardiaco, por lo tanto todas las esperanzas estaban puestas en este proyecto.

TIPOS DE CORAZÓN ARTIFICIAL
Existen muchas formas de clasificar estos aparatos, dependiendo de su forma de  funcionar (pulsátiles y no pulsátiles), la duración efectiva de su uso (de corta, mediana y larga duración), si quedan dentro o fuera del cuerpo (paracorpóreos versus implantables), si reemplazan totalmente la función del corazón o si asisten la función de uno o ambos ventrículos.

INDICACIONES
a) Como puente para transplante cardiaco Constituye la indicación más frecuente. Pretende evitar que pacientes mueran mientras están en la lista de espera y además permite mejorar las condiciones generales de pacientes gravemente comprometidos por la insuficiencia cardiaca y así permitirles enfrentar el transplante en mejores condiciones.
b) Como puente para recuperación de función ventricular Existen pacientes que desarrollan miocarditis aguda, mayoritariamente de origen viral, que pueden recuperarse y por lo tanto la asistencia ventricular ayuda a mantener al paciente vivo y en las mejores condiciones posibles, en espera de la recuperación de una función ventricular normal. Otra indicación es cuando se produce falla ventricular posterior a una cirugía cardiaca.
c) Como terapia definitiva Esta indicación es de uso más reciente y busca prolongar la sobrevida y mejorar la calidad de vida de pacientes con insuficiencia cardiaca en fase terminal, que no son candidatos a transplante, principalmente por edad avanzada. Es una
de las indicaciones que potencialmente podría expandirse en el futuro hacia un mayor espectro de pacientes.
La insuficiencia cardiaca congestiva es considerada una verdadera epidemia de los tiempos modernos. Se estima que en Estados Unidos hay alrededor de 5 millones de pacientes con esta condición y alrededor de todo el mundo más de 500 mil casos nuevos se generan anualmente, con una sobreviva global a 5 años de un 50%. En los pacientes con enfermedad más avanzada, la mortalidad a un año supera el 50%. Lamentablemente, el trasplante cardiaco está lejos de poder satisfacer la demanda existente. A modo de ejemplo, en Estados Unidos actualmente se realizan unos 2500 trasplantes cada año, cifra que ha venido descendiendo en los últimos años, y que claramente es insuficiente. Además, alrededor del 20% de los pacientes enlistados fallece mientras espera un órgano y esta espera es en promedio de casi un año. Financieramente esta enfermedad tiene un alto impacto, con un gasto anual estimado entre U$ 10 a 40 mil millones. En el mundo pediátrico, estas cifras son ciertamente menores, pero el impacto social que tiene la muerte de niños en espera de un trasplante es muy importante. En Chile el número de donaciones es todavía insuficiente y pese a los esfuerzos y campañas realizados por la Corporación del Trasplante, aún muchos potenciales donantes (pacientes con muerte encefálica) no llegan a constituirse en donantes efectivos, y muchos de los que sí lo son, no logran obtener un manejo médico adecuado que permita preservar adecuadamente el corazón para ser utilizado para trasplante.

Importantes personalidades del siglo XX visualizaron como grandes proyectos de la humanidad el poder conquistar el espacio y simultáneamente poder desarrollar un órgano artificial que permitiera evitar cientos de miles de muertes cada año debidas a enfermedades del corazón. En 1961 el Presidente John Kennedy estableció la meta de poner un hombre en la luna y regresarlo sano y salvo a la tierra antes del fin de la década. Alrededor de esta misma época, su sucesor en la Casa Blanca, Lindon Johnson, el año 1964, dio inicio al “Programa de Corazón Artificial de Norteamérica” y también estableció la ambiciosa meta de cumplir esta tarea en alrededor de 10 años. La persona detrás del presidente Johnson en esta aventura era el Dr. Michael DeBakey y un ejemplar de la revista TIME del año 1965, con una caricatura del afamado médico en la portada, dedicó un reportaje al proyecto del corazón artificial. Hay que recordar que estos acontecimientos fueron previos al primer trasplante cardiaco, por lo tanto todas las esperanzas estaban puestas en este proyecto.



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